Llegar en Barco a Sydney

Por: Alejandra Fernandez

Llegar en Barco a Sydney es, entre las distintas posibilidades que nos ofrece la ciudad, una de las más minoritarias. De hecho sólo disponemos de una compañía naviera, la TT-Line, que ofrece servicios regulares para pasajeros y vehículos con ferries que operan entre Davenport y Melbourne. En cambio, este transporte es uno de los preferidos por los turistas para conocer todos los rincones de la bahía de Sydney.

Llegar en Barco a Sydney

El hecho de que llegar en barco a Sydney sea una opción minoritaria se debe a la condición geográfica del país, un continente alejado del resto del mundo por dos grandes océanos, el Índico y el Pacífico, y alejado entre si, ya que entre la costa este y oeste del país está separado por un enorme desierto. Todo ello sumado a la lenta velocidad que caracteriza a este tipo de transporte, hace de él que no suela ser habitualmente la opción más elegida para llegar a la ciudad.

Cosa bien distinta es cuando nos referimos al barco como un medio de transporte de corto recorrido dentro de la bahía de Sidney o como un medio de transporte de recreo. Aquí sí que el barco se convierte en uno de los medios de locomoción más utilizados.

El océano Pacífico se adentra entre los barrios de Sydney como los tentáculos de un pulpo gigante, creando a la ciudad unas dificultades geográficas que impiden una fácil y rápida comunicación por carretera, ya que es habitual que estas se vean obligadas a serpentear entre los entrantes de mar. Ello hace que el ferry resulte un medio de locomoción rápido y útil para conectar las distintas bahías entre sí. Todos los ferrys parten de la Circular Quay, situada en el antiguo puerto, hacia todas las bahías de la ciudad.

Esta condición tan particular de la orografía de Sydney representa, por otra parte, un gran atractivo turístico. Cada día cientos de cruceros, catamaranes, veleros, etc recorren la bahía de Sydney repletos de turistas que pueden disfrutar de una perspectiva nueva de la ciudad, con unas vistas incomparables de la Ópera House o el Barbour Bridge.

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